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Ansiedad postvacacional: cómo empezar septiembre con calma

Las vacaciones suelen ser un respiro necesario: días de descanso, de desconexión y de compartir tiempo con quienes queremos. Sin embargo, al volver a la rutina muchas personas experimentan lo que se conoce como ansiedad o síndrome postvacacional.
¿Qué es la ansiedad postvacacional?
No se trata de un trastorno clínico, pero sí de un malestar frecuente que afecta aproximadamente al 30 % de la población adulta (Alós, 2021). Tras el regreso a la rutina, aparecen síntomas como:
- Ansiedad anticipatoria (pensar en todo lo pendiente por hacer)
- Irritabilidad o tristeza
- Cansancio y falta de motivación
- Alteraciones del sueño y la alimentación
- Dificultad para concentrarse
Estos síntomas suelen ser transitorios, y desaparecen en unos días o hasta dos semanas. Si se prolongan en el tiempo, puede ser un signo de que necesitamos apoyo profesional.
¿Por qué ocurre?
Durante las vacaciones solemos bajar el ritmo, dormir más, cuidar menos los horarios y dedicarnos a actividades placenteras. Al volver, el contraste con la exigencia laboral, académica o familiar puede activar nuestro sistema de estrés. Además, la ansiedad anticipatoria juega un papel importante: preocuparnos incluso antes de regresar incrementa el malestar (Sonnentag & Fritz, 2015).
Estrategias para una vuelta más amable
Aunque no siempre podemos cambiar las circunstancias externas, sí es posible suavizar la transición con algunos pasos sencillos:
- Retomar rutinas poco a poco: ajustar horarios de sueño y alimentación gradualmente.
- Planificar con realismo: evitar sobrecargarse los primeros días.
- Incorporar autocuidado: reservar tiempo para actividades agradables aunque la rutina esté llena.
- Practicar la amabilidad con uno mismo: reconocer que la adaptación lleva tiempo.
El papel de la terapia
La vuelta a la rutina también puede ser una oportunidad para revisar cómo nos sentimos, replantear objetivos y trabajar en aquello que nos genera malestar. Iniciar un proceso terapéutico en este momento del año puede ayudar a:
- Gestionar la ansiedad de forma más saludable.
- Reforzar herramientas de autocuidado.
- Dar sentido a los cambios que queremos implementar.
Conclusión
La ansiedad postvacacional nos recuerda lo importante que es escuchar a nuestro cuerpo y a nuestras emociones. Con estrategias adecuadas —y, si es necesario, con acompañamiento terapéutico— podemos transformar este regreso en un punto de partida para vivir nuestra rutina con mayor calma y bienestar.
Referencias:
- Alós, P. (2021, 10 de septiembre). Según los expertos, el síndrome postvacacional afecta en torno al 30 % de la población adulta. Quirónsalud.
- Sonnentag, S., & Fritz, C. (2015). Ansiedad anticipatoria y estado de ánimo postvacacional. Therapyside.com.